(Fragmento de Festín del miércoles de ceniza)
Primero de marzo, es Miércoles de Ceniza. Al abrir los ojos, Eryk vio un amanecer gris y la aguanieve dejando borrosas huellas sobre los cristales. Pensó en su antiguo nombre. Casi lo había olvidado. Lo pronunció en voz alta y sonó como si lo llamara un desconocido. Sintió en su cabeza la familiar opresión de la resaca.
No hay que perder de vista que los chinos tienen dos nombres: el dado por la familia que se usa para llamar al niño, regañarlo y hacerlo obedecer, pero que también permite cariñosos diminutivos. Mas cuando el niño entra en la edad adulta, adopta un segundo nombre: exterior, mundano, un nombre-persona. Se lo pone uno como una guerrera con charreteras, una casulla, un uniforme a rayas de prisionero, un traje para un cóctel oficial. Es un nombre de uso cotidiano, fácil de recordar. A partir de este momento, dará fe de su portador. Mejor que sea universal, reconocible por todo el mundo.
Olga Tokarczuk (Polonia, 1962). Obtuvo el premio Nobel correspondiente a 2018.
(Traducido al español por Agata Orzeszek Sujak).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario