Antes, el rey corriendo de grupo en grupo, festejando a las damas; ahora recluído en Marly, especie de convento de doradas celdas, feamente hundido en un sillón y a su lado la favorita, rígida, sentenciosa y vestida como una abadesa.
Algo de esta metamorfosis se había operado en Ninón, si bien no en tal extremo. Medio arrepentida, también ella se esforzaba en combatir su invencible inclinación a la voluptuosidad; contándose que a propósito de las palabras que el sacerdote pro- nuncia el primer día de cuaresma al imponer la ceniza en la frente, debía agregarse al Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás: Hay que renunciar a los amores.
Ciro Bayo y Segurola (España, 1859-1939).
La ilustración corresponde a Ninon de L'Enclos, personaje histórico sobre el que gira la obra.
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