"De las granjas desparramadas sobre la nieve en la sombra de la tarde de invierno, brotaban (...) reflejos de luz..."
(Fragmento del capítulo IV)
(Fragmento del capítulo IV)
Era
un anochecer entreclaro del invierno, y no molestaba el frío. No se veían
estrellas, lo que parecía indicar lluvia para el día siguiente. Un viento suave
pasaba a ras de la nieve que cubría parte de la vegetación a manchas
desiguales. Donde no había nieve el camino se veía recubierto de hielo, que
relucía en tonos de un negro azulado, y así hasta donde alcanzaba la vista. La
nieve se acumulaba en altos montones al pie de los peñascos, y sus bordes
lucían bajo el manto blanco, excepto en los sitios donde los apretados abedules
daban una tonalidad oscura. No se veían los espejos del agua, y sí solamente
brezales areniscos medio desnudos y charcos en copiosas manchas alternando
hasta el pie de los peñascos. De las hoscas granjas desparramadas sobre la nieve
en la sombra de la tarde de invierno, brotaban, ora de una ventana, ora de
otra, reflejos de luz que se proyectaban en la extensión de los campos; por su
movilidad estas luces daban a entender el ajetreo del interior de los hogares.
Bjørnstjerne Martinius Bjørnson (Noruego fallecido en Francia, 1832-1910).
Obtuvo el premio Nobel en 1903.
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