"Yo soy el numen de tus sueños vagos, yo soy la llama de la zarza ardiente, yo soy la estrella de los reyes magos".
Llegué a desesperar... ¿Adónde iba
por el rudo peñón cortado a tajo?
Miré al cielo ¡y estaba muy arriba!
La sima con su vértigo me atrajo;
torné la faz a la traspuesta hondura,
vi la tierra ¡y estaba muy abajo!
Y a la mitad de la pendiente dura
do el fragoroso alud bota o resbala,
dudé entre la vergüenza y la locura.
Y un gran buitre al pasar me hirió con su ala,
y oré sabiendo que el incienso sube
a excelsitudes que el cóndor no escala.
Imploré con fervor... y me detuve
observando con pasmo que mi ruego
se condensaba alrededor en nube.
Y algo como una lágrima de fuego
brilló en ese vapor, germen de estragos,
y dijo a mi dolor convulso y ciego:
“Yo soy el numen de tus sueños vagos,
yo soy la llama de la zarza ardiente,
yo soy la estrella de los reyes magos:
Yo soy la Redención”. Y eco rugiente
se levantó del valle, y parecía
como rumor de mar... Y alcé la frente
y puse el pie en la nube que partía.
Salvador Díaz Mirón (México, 1853-1928).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario