"Después miramos avanzar, por el camino solitario, al resplandor de la lumínica estrella, a los tres reyes magos..."
(Fragmento)
El cuadro bíblico se dibuja con todas sus líneas y con todos sus colores en el lienzo anchuroso de la imaginación. Allí vemos surgir al blondo niño de entre la paja del pesebre; las figuras unidas, grave la una y sonriente la otra, del humilde carpintero y de la hermosa hebrea, alrededor de la mísera cuna; la masa bronceada del buey y el lomo erguido de la mula azotada, arrojando humo por las fauces entreabiertas. Después miramos avanzar, por el camino solitario, al resplandor de lumínica estrella, a los tres reyes magos: Melchor con su túnica azul y su manto de armiño; Baltasar con su veste roja y su calzado amarillo; Gaspar con su vestidura anaranjada y sus sandalias moradas, cargados respectivamente de oro, mirra e incienso para verterlos a las plantas del recién nacido.
Julián del Casal y de la Lastra (Cuba, 1863-1893).
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