Testimonio de Antonina Mijáilovna Lenkova
mecánica del taller móvil de vehículos blindados
(Fragmento)
«Los
tractores estaban totalmente cubiertos de nieve. Quitábamos la nieve, desmon- tábamos
las máquinas, el metal estaba tan frío que quemaba las manos, la piel se nos
quedaba pegada. Los pernos oxidados, apretados a conciencia, parecía que
estuvieran soldados. Si no lográbamos girarlos de derecha a izquierda, intentábamos
desenroscarlos al revés. Como si fuera adrede… Justo en ese momento, como por
arte de magia, siempre aparecía el jefe de brigada, Iván Ivánovich Nikitin, el único
tractorista profesional y nuestro tutor. Se llevaba las manos a la cabeza, sin
dejar de soltar improperios. ¡Joder! La madre que… Sus injurias eran como un
llanto desesperado. Sin embargo, una vez lloré…
Salí
al campo marcha atrás: la mayoría de las ruedas de la caja de engranajes de mi
vehículo eran “desdentadas”. El plan era sencillo: a los veinte kilómetros
seguro que alguno de los tractores se agarrotaría, entonces montarían su caja
de engranajes al mío. Pasó exactamente así. Otra tractorista como yo, Sara
Gosenbuk, no se fijó en que el radiador perdía agua y estropeó el motor. ¡Joder!
La madre… Por cada gota que…»
Svetlana Alexievich (Bielorrusia, 1948). Obtuvo el premio Nobel en 2015.
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