"La llanura estaba desierta, los cultivos habían sido cosechados, la nieve, en el infinito, le hacía entornar los ojos."
(Fragmento final del capítulo 34)
Dejó
de hacer preguntas y se puso los guantes. La mujer lo acompañó en silencio a la
puerta. Él se despidió inclinando la cabeza.
Una
vez en el camino de tierra, marcado por dos profundas roderas, se volvió y vio a
la anciana de pie en el umbral de su casa; no se había anudado el pañuelo de la
cabeza. Cuando él se volvió, ella entró en casa.
En
el camino, el viento había cambiado de dirección, era un viento del nordeste,
mezclado con copos de nieve que se hacían cada vez más gordos. La llanura
estaba desierta, los cultivos habían sido cosechados, la nieve, en el infinito,
le hacía entornar los ojos. Llegó al albergue de la comuna popular antes de que
se hiciera de noche y recuperó la bicicleta. En principio, no debía volver a la
cabeza de distrito esa misma noche; pero, sin saber demasiado por qué, se subió
rápidamente a la bicicleta. La nieve había cubierto la carretera y los campos,
y le costaba mucho encontrar el camino. El viento le empujaba por detrás, y
hacía que los copos de nieve revolotearan. Por suerte, iba en la buena
dirección. Agarrado con firmeza al manillar, iba de rodera en rodera, debido a
la nieve no distinguía nada, hasta que se caía, se levantaba, se volvía a
subir, y marchaba dando tumbos. Delante de él, una extensión gris, los copos de
nieve revoloteando...
Gao Xingjian (Chino nacionalizado francés, 1940).
Obtuvo el premio Nobel en 2000.
(Traducido al español por Xin Fei y José Luis Sánchez).
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