Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

domingo, 15 de abril de 2018

NIEVE, de Orhan Pamuk

"Cuando el autobús llegó a las nevadas calles de Kars (...) fue incapaz de reconocer la ciudad."

(Fragmentos del capítulo 1: El silencio de la nieve. El viaje a Kars)

El silencio de la nieve, pensaba el hombre que estaba sentado inmediatamente detrás del conductor del autobús. Si hubiera sido el principio de un poema, habría llamado a lo que sentía en su interior el silencio de la nieve.
 
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Con la mirada clavada en el cielo, que se veía más luminoso que la tierra según caía la noche, no consideraba los copos cada vez más grandes que esparcía el viento como signos de un desastre que se aproximaba sino como señales de que por fin habían regresado la felicidad y la pureza de los días de su infancia.
 
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Sentía que la extraordinaria belleza de la nieve que caía le provocaba más alegría incluso que la visión de Estambul años después. Era poeta, y en un poema escrito años atrás y muy poco conocido por los lectores turcos había dicho que a lo largo de nuestra vida sólo nieva una vez en nuestros sueños.

Mientras la nieve caía pausadamente y en silencio, como nieva en los sueños, el viajero sentado junto a la ventana se purificó con los sentimientos de inocencia y sencillez que llevaba años buscando con pasión y creyó, optimista, que podría sentirse en casa en este mundo.
 
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Cuando el autobús llegó a las nevadas calles de Kars a las diez, con tres horas de retraso, Ka fue incapaz de reconocer la ciudad. No pudo descubrir donde estaban ni el edificio de la estación que había aparecido frente a él el día de primavera en que había llegado veinte años atrás en un tren de vapor ni el hotel República, con teléfono en todas las habitaciones, al que le había llevado el cochero después de pasearle por toda la ciudad. Todo parecía haber sido borrado, haber desaparecido bajo la nieve.
 
***
 
A medianoche, con el pijama ya puesto y antes de meterse en la cama, entreabrió ligeramente las cortinas. Contempló cómo los enormes copos de nieve caían sin cesar.
 
 
 Orhan Pamuk (Turquía, 1952). Obtuvo el premio Nobel en 2006.
 
(Traducido al español por Rafael Carpintero).

La ilustración corresponde a la ciudad de Kars, en Turquía, bajo la nieve.

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