Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

jueves, 18 de julio de 2024

Mirándolas dormir: LA LUNA EN EL ARROYO*, de David Goodis

"Estaba profundamente dormida, recostada de lado (...) Bella no usaba ninguna prenda que la cubriera."

(Fragmento inicial del capítulo 13)

En la oscuridad del sueño alcoholizado, navegó a la deriva a través de un canal revestido de vidrio que tenía las etiquetas de las botellas de whisky en sus paredes. Las etiquetas eran de diversos colores y éstos parecían demasiados flotando ante sus ojos. Se dijo a sí mismo que debería dejar de mirar esas etiquetas, porque le provoca- rían dolor de cabeza. Pero después el cristal se convirtió en madera y ya no había ningún canal, sólo un callejón oscuro en el que la luz de la luna mostraba las esquinas de las chozas de madera, Siguió el sendero de la luz de luna que fluía sobre el pavi- mento lleno de baches y entonces vio las manchas de sangre seca.

- ¡Maldita sea! -dijo, al despertar.

Podía sentir una almohada bajo su cabeza y escuchó que alguien respiraba a su lado. Antes de mirar para cerciorarse quién era, se sentó, gimiendo y sosteniendo su cabeza a la vez que deseaba tener una bolsa de hielo. Parpadeó con fuerza varias veces, y de repente sus ojos se abrieron por completo cuando se dio cuenta de que era la habitación de Bella.

Giró su cabeza con parsimonia. Descubrió a Bella. Estaba profundamente dormida, recostada de lado. Hacía mucho calor creando una sensación pegajosa en la habita- ción. Bella no usaba ninguna prenda que la cubriera.

La ventana mostraba el oscuro rosa grisáceo de la madrugada. En el tocador, las manecillas del despertador señalaban las cuatro y cuarentaicinco. Comprendió que tenía que levantarse de la cama para regresar a su habitación. Se miró a sí mismo para percatarse de que sólo llevaba puestos los calzoncillos. Al observar el suelo buscando su ropa, vio la camisa, la chaqueta y su pantalón colgando en desorden sobre una silla, con el vestido de Bella encima del montón.

David Goodis
(Estados Unidos, 1917-1967).

(Traducido del inglés por Jules Etienne).

He respetado el título con el que se conoce a la novela en España, aunque en Hispanoamérica "arroyo" suele tener otra connotación que no está asociada con las calles. Su uso, por lo general, se refiera a un riachuelo, de tal manera que una traducción apegada a esa costumbre podría ser: La luna en el desagüe, o en la alcantarilla.

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