Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

lunes, 29 de julio de 2024

Mirándolas dormir: EL ARCHIVO DE EGIPTO, de Leonardo Sciascia

"Sólo dos elementos: una dormeuse y su propia desnudez. No era posible desear cuadro viviente más espléndido, ni Imitación más minuciosa."

(Fragmento del capítulo IX)

- Así!, así! está bien -dijo la condesa.

Con el rabillo del ojo se vela reflejada en el gran espejo. Ante ella, sobre el plano del escritorio trumeau, reducido a una vívida miniatura sobre la parte superior de una tabaquera, descansaba aquel cuadro de Francois Boucher que los casanovistas conocen como retrato de mademoiselle O'Murphy.

Estaban a la moda los cuadros vivientes y en la Intimidad de una cita de amor, en el pequefio pabellón de deliciosas boiseries donde solla retirarse, pretextando ante su marido tremendas jaquecas, la condesa componla uno extraordinario. Imitaba a la perfección el cuadro de Boucher, con ayuda de la poca luz que le permitía emparejar sus años con los de mademoiselle O'Murphy. Sólo dos elementos: una dormeuse y su propia desnudez. No era posible desear cuadro viviente más espléndido, ni Imitación más minuciosa.

Di Blasi se acercó para observar la miniatura; luego volvió los ojos hacia el cuadro viviente. Se inclinó para besar la nuca, los hombros. Ligera, su mano recorrió aquel cuerpo cálido y suave, con movimientos ascendentes y descendentes que se demoraban en cada una de las mórbidas articulaciones, en cada pliegue, como si quisiera ejecutar una talla sobre una materia preciosa y dócil.

- Perfecto -dijo.

- Oh, eso no está en el cuadro -protestó la dama, pero se volvió para mirarlo, entreabiertos los labios, expuestos en totalidad los senos redondos, algo más grandes y pesados que los de mademoiselle O'Murphy, por cierto.

Una vez más estaban juntos sobre la dormeuse. Cuando emergía nuevamente a esa luz de laca y de oro, la condesa preguntó:

- El pintor, ¿cómo se llama el pintor?

- Boucher, creo, François Boucher.

Leonardo Sciascia (Italia, 1921-1989).

La ilustración corresponde a La odalisca rubia (L'odalisque blonde, 1751), también conocido como
el retrato de mademoisille O'Murphy -quien era amante del rey Luis XV-, de François Boucher.

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