Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

domingo, 12 de mayo de 2019

Tu boca: DESPEDIDAS, de Álvares de Azevedo

"Sólo contigo podía ser dichoso, ¡en tus ojos sentir estos labios míos!"

Si entraras, oh ángel mío, alguna vez
en la soledad donde soñaba contigo
¡Ah! Vota un anhelo de días hermosos
¡Que a tus rodillas pálido vivo!

¡Adiós, alma mía, adiós! Me voy llorando…
Siento en el pecho el dolor de la despedida…
Sin ti el mundo es un desierto oscuro
y tú eres mi vida…

Sólo por tus ojos vivir podría
y por tu corazón creer y amar…
En tus brazos mi alma unir a la tuya
¡Y en tu pecho morir!

Pero si el destino me aleja de la ventura
llevo en el corazón tu imagen…
¡De noche te enviaré mis suspiros
en el murmullo del viento!

Cuando la noche llega nostálgica y pura,
contempla la estrella del pastor en los cielos,
cuando vuelva mi mirada un llanto…
¡Veré los ojos tuyos!

Pero antes de partir, antes de que la vida
se ahoge en una lágrima de dolor
permite que deje en tus labios un beso
¡Un suspiro de amor!

¡Soñé mucho! Soñé en noches ardientes
tu boca besar… ¡Yo el primero!
Pero la ventura me lo negó… incluso hasta
¡El beso definitivo!

Sólo contigo podía ser dichoso,
¡en tus ojos sentir estos labios míos!
Y muero de celos y de nostalgia…
¡Adiós, ángel mío, adiós!


Manuel Antônio Álvares de Azevedo (Brasil, 1831-1852).

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