"... el piélago crucé de tus antojos, buscando flores y encontrando abrojos en tu infecundo corazón de roca."
Miel eran las palabras de tu boca
Miel eran las palabras de tu boca
y
celos adorables tus enojos,
y
las miradas de tus negros ojos
relámpagos
de un alma de amor loca.
Con ansia mucha, con prudencia poca
Con ansia mucha, con prudencia poca
el
piélago crucé de tus antojos,
buscando
flores y encontrando abrojos
en
tu infecundo corazón de roca.
Que nunca me ofendiste ni me ofendes
Que nunca me ofendiste ni me ofendes
propalas
sin pudor, mujer impía,
y
mi silencio por desprecio vendes.
¡Despreciarte! Ninguno lo diría;
¡Despreciarte! Ninguno lo diría;
pero
lo dices tú, porque comprendes
que
yo, con mi desprecio, te honraría.
Pedro María Barrera (España, 1842-1897).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario