"Ya sé que en Roma, sin pudor ni freno, no hay más Dios que el placer, más ley que el gusto..."
(Fragmento de la escena XI)
(Fragmento de la escena XI)
Sofronia:
Ya sé que tu imperio abominable
avergüenza a la misma Babilonia
por vuestro ejemplo torpe y execrable.
Ya sé que en Roma, sin pudor ni freno,
no hay más Dios que el placer, más ley que el gusto;
cuanto os halaga a vos se da por bueno,
cuanto lleva al placer se da por justo.
Ya sé que al pueblo mantenéis esclavo
con la embriaguez del vino y la licencia,
sin que haya un corazón que sepa bravo
acotar vuestra bárbara impudencia:
sé que fiestas infames se instituyen;
leyes que la hermosura os esclavizan
y a las nobles matronas prostituyen,
y los vicios y el crimen divinizan.
Mas no llega hasta mí su aliento impuro:
en mí se estrella vuestra ley tirana,
que aquí en mi pecho, tras de doble muro,
entera vive la virtud romana.
¿A mis plantas ponéis vuestra corona,
Emperador Augusto? Yo la piso;
sepa Roma que aún guarda una matrona
que la tuvo a sus pies y no la quiso.
Emperador:
En fiera saña tu soberbia loca
encendiera mi pecho, si pudieran
palabras que han salido de tu boca
producir más que amor. En mí no alteran
el que yo te consagro, que esta llama,
que un ánima vulgar sofocaría,
con tu frío desdén crece la mía;
viento es tu voz que su volcán inflama.
Yo te adoro, Sofronia; mas escucha,
que aunque este amor no atajarán tus bríos,
de él me cercenan indulgencia mucha,
y van al fin a despertar los míos.
Mi capricho es mi ley; de hierro o de oro,
bajo mi cetro estás: de ambos elige.
Sofronia:
Estoy en vuestras manos, no lo ignoro;
mas prefiero la muerte, ya os lo dije.
Emperador:
¡Muerte! Veamos, pues: fe ni ternura
no bastan a rendirte a mis anhelos;
derroque, pues, la fuerza tu bravura;
todo ceda a mi amor.
Sofronia:
¡Valedme, cielos!
(El Emperador se lanza hacia Sofronia. Ésta le huye, y en tal punto se presenta Silano por la derecha).
José Zorrilla (España, 1817-1893).
La ilustración corresponde a El parásito (Il parassita, 1875), también conocido como
Banquete romano (Roman Feast), de Roberto Bompiani.
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