"... y sospecho, por el movimiento de tu boca hermosa, que dices palabras que no alcanzan mis oídos…"
Narciso y Eco
(Fragmento)
Narciso y Eco
(Fragmento)
Ni el
cuidado de Ceres ni el de descansar pueden abstraerlo de ahí, sino que fundido
sobre la hierba opaca contempla a media luz la forma engañosa, y muere por
sus ojos, y elevándose un poco hacia unos matorrales, tiende los
brazos: “Oh espesuras, ¿habrá alguien amado de forma más
cruel? Lo sabréis, vosotras que habéis sido escondite oportuno para
muchos. ¿A alguien recordáis, en vuestros largos siglos, que así se consumiera?
Veo y disfruto, pero no puedo llegar a eso que veo y disfruto: así tiene el
engaño atrapado a un amante. Y por mucho que me aflija, no es un gran océano lo
que nos separa, ni un largo camino, ni montañas, ni fuertes con sus pórticos
cerrados. ¡Un agua exigua nos lo prohíbe! Deseo ser poseído, pues tantas veces
hemos extendido besos a las linfas líquidas, y él otras tantas, boca arriba,
avanza hacía mí con su boca. Creías que se puede tocarlo: es mínimo lo que
separa a los amantes. Quien quiera que seas, ¡sal de aquí! ¿Por qué, singular
muchacho, me engañas, o por quién, solicitado, te vas? Ciertamente no es
mi apariencia ni mi edad lo que rehuyes, ¡y eso que también he sido amado por
ninfas! No sé qué esperanza prometes con tu rostro, amigo; cuando he acercado a
ti mis brazos, gratamente has acercado los tuyos, has sonreído cuando he reído
yo; incluso al llorar yo a menudo he notado tus lágrimas; a mi asentimiento
respondes también con señales y sospecho, por el movimiento de tu boca
hermosa, que dices palabras que no alcanzan mis oídos… Éste soy yo
mismo. Lo he sentido, y mi imagen no me engaña: ardo de amor por mí, enciendo
llamas y las llevo. ¿Qué voy a hacer? ¿Hacerme pretendido o pretender? ¿Y
ahora qué pretenderé? Lo que deseo está conmigo: pobre de mí, en mi abundancia.
Oh, ojalá pudiera separarme de nuestro cuerpo, deseo un amante nuevo, de lo que
amamos solo quisiera su ausencia… Las penas ya me roban el vigor, el
tiempo que me queda ya no es largo, y en mi primera edad me extingo. Y para mí
la muerte no es grave, que con ella mueren las penas. Quisiera que mi
predilecto se quedara más tiempo. Ahora en una sola alma los dos moriremos
de acuerdo.”
Ovidio
(Poeta romano nacido en la actual Italia y fallecido en lo que ahora es Rumania, 43 a. de C.-17 o 18 a. de C.)
(Traducido al español por Francisco Serra Lopes).
(Traducido al español por Francisco Serra Lopes).
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