"... cuando la espera evoca, en el paisaje glacial de febrero, el perfume de una pradera estival."
(Fragmento de la segunda parte: La hija)
La
vida le traía siempre nuevos acontecimientos bruscos y rápidos. Iba de prisa
por el camino helado; la huella del beso se retrasaba en su conocimiento; se
sentía llena de ardor, como si la nieve y el hielo hubiesen desaparecido, y se
creía de nuevo en la colina de Kulmala, en una noche de verano, en el sendero
del prado, cuando se abrían las flores. El joven desconocido, llegado no se
sabía de dónde y desaparecido, le había robado un beso para llevárselo al sitio
donde adivinaba que se encontraría su amigo en la noche de verano. Se
encontraba seguramente allá abajo, ya que no estaba aquí. Estaba allá abajo y
regresaría, y se volverían a ver mejor que en el pasado verano… Ambos habían
esperado y sabrían encontrarse de nuevo sin vacilación ni timidez. En la noche
más hermosa del verano, irían derecho hacia la pradera lejana, a la orilla del
bosque… Era delicioso esperar, cuando lo que va a llegar es hermoso y cuando la
espera evoca, en el paisaje glacial de febrero, el perfume de una pradera estival.
El
alma de Silja se incendiaba en aquel paseo nocturno. La nieve resplandecía…
Frans Eemil Silanpää (Finlandia, 1888-1964).
Obtuvo el premio Nobel en 1939.
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