Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

miércoles, 6 de febrero de 2019

Febrero: NIEVE, de Orhan Pamuk

"¿... esa nevosa noche de febrero en aquella ciudad olvidada?"

(Fragmento del capítulo 1: El silencio de la nieve)
 
El viaje a Kars

En cuanto se bajó del autobús y sus pies se posaron en la blanda tierra un intenso frío le subió por la pernera de los pantalones. Mientras preguntaba por el hotel Nieve Palace, donde había reservado habitación por teléfono desde Estambul, vio caras conocidas entre los pasajeros a los que les entregaba el equipaje el auxiliar del conductor, pero no pudo descubrir de quiénes se trataba bajo la nieve.
 
Volvió a verles en el restaurante Verdes Prados, al que fue después de instalarse en el hotel. Un hombre avejentado y cansado pero todavía apuesto y atractivo con una mujer gruesa pero activa que por lo que se veía era su compañera en la vida. Ka los recordaba de Estambul, de las obras de teatro políticas, tan llenas de consignas: el hombre se llamaba Sunay Zaim. Mientras les contemplaba absorto se dio cuenta de que la mujer se parecía a una compañera de clase de la escuela primaria. Ka vio también la piel pálida y muerta tan propia de los ambientes teatrales en los otros hombres que les acompañaban a la mesa. ¿Qué hacía aquella pequeña compañía de teatro esa nevosa noche de febrero en aquella ciudad olvidada? Antes de salir del restaurante, que veinte años antes se mantenía gracias a funcionarios encorbatados, Ka creyó ver en otra mesa a uno de los héroes izquierdistas de la revolución armada de los setenta. Pero parecía que sus recuerdos se hubieran borrado bajo una capa de nieve, como Kars y el restaurante, cada vez más empobrecidos y pálidos.
 
¿No había nadie en la calle a causa de la nieve o de hecho nunca había nadie en aquellas congeladas aceras? Leyó cuidadosamente los carteles electorales de los muros, los anuncios de academias y restaurantes y los pósters en contra del suicidio que la delegación del Gobierno acababa de fijar y en los que estaba escrito «El Ser Humano es una Obra Maestra de Dios y el Suicidio una Blasfemia». Ka vio a un grupo de hombres que contemplaban la televisión en una casa de té medio llena con las ventanas cubiertas de escarcha. Le alivió un tanto ver los antiguos edificios de piedra de construcción rusa que en su memoria convertían a Kars en un lugar especial.
 
 
Orhan Pamuk (Turquía, 1952), Obtuvo el premio Nobel en 2006.
 
(Traducido al español por Rafael Carpintero).
La ilustración corresponde a un hotel en la ciudad de Kars, Turquía, durante el invierno. 

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