"Cuando se acercaron a Sten Sture estaba muerto. La nieve ya no se derretía sobre su rostro."
Miserere
(Fragmento)
Algo
se le vino a Axel a las mientes estando
allí sentado, una noche de invierno que pasó junto a la hoguera en los helados
bosques de Tiveden con una manta enrollada a la cabeza y pensando en la
horrible pobreza del hombre frente a la muerte. La noticia del fin de Sten
Sture acababa de llegar a oídos del ejército. Los daneses la acogieron con gran
contento, la alegría reinaba en el gélido campamento. Esa noche la nieve crujía
bajo las botas festivamente y las estrellas lucían con todos los colores del arco
iris por entre las solitarias copas de los árboles. La muerte de hombre tan
peligroso era objeto de amenas deliberaciones. Pero Axel, que con sus propios
ojos lo había visto caer herido sobre el hielo de Bogesund, regocijándose
entonces del imprevisto fin de un enemigo -¡montura y jinete atravesando a su
vez la imagen de montura y jinete que devolvía aquel hielo espejeante!-, Axel
comenzó a pensar en aquel hombre que había muerto solo en su trineo sobre las
heladas corrientes del lago Melar aplastando con el cuerpo su pierna rota.
Murió, tenía que morir.
La
nieve descendía por el aire negro, o quizás fuese el cielo quien se inclinara
amenazando con desplomarse; el lago cedió con un suspiro al paso del trineo, como
si la tierra toda no confiara en poder resistir. En aquel instante la regia
inquietud partió el corazón humano. Las vastas tierras de Suecia se hundieron a
sus pies en forma de hielo y lago quejumbroso, los cuidados de rey de Sten
Sture, su enfermedad y su dolor acabaron sus días en aquel angosto trineo como
un llanto infantil que enmudece, como una cuna que se detiene. Cuando se
acercaron a Sten Sture estaba muerto. La nieve ya no se derretía sobre su
rostro. Hasta donde alcanzaba la vista no había más que hielo y nieve, Sten
Sture, y tú permanecías inmóvil; a lo lejos por aquel desierto helado, parecían
resonar débiles gritos de auxilio devueltos por un eco cantarón, oh Sten Sture.
Johannes Vilhelm Jensen (Dinamarca, 1873-1950). Obtuvo el premio Nobel en 1944.
(Traducido al español por Blanca Ortiz).
La ilustración corresponde a La muerte de Sten Sture (1921), de C. G. Lellqvists.
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