La referencia al mítico Unicornio es constante y variada a lo largo de la obra de Federico García Lorca. Desprovisto de cualquier intención crítica y sin el afán de emprender un análisis sobre su valor simbólico o alguna otra minuciosa consideración acerca de sus reiteradas alusiones, me limito a consignar una breve recopilación -lo más exhaustiva posible-, sujeta a la brevedad del presente texto. En pocas palabras, a dejar constancia de las reincidencias del mito en su poética.
En sus Narraciones se encuentra el Pequeño homenaje a un cronista de salones: "Es preciso que el elefante tenga ojos de perdiz y la perdiz pezuñas de unicornio". Este es su poema Procesión:
Por la calleja
vienen
extraños
unicornios.
¿De qué campo,
de qué bosque
mitológico?
Más cerca,
ya parecen
astrónomos.
Fantásticos
Merlines
y el Ecce Homo,
Durandarte
encantado.
Orlando furioso.
Entre sus Canciones se incluye esta Fábula:
Unicornios y
cíclopes.
Cuernos de oro
y ojos verdes.
Sobre el acantilado,
en tropel
gigantesco,
ilustran el
azogue
sin cristal, del
mar.
Unicornios y
cíclopes.
Una pupila
y una potencia.
¿Quién duda la
eficacia
terrible de esos
cuernos?
¡Oculta tus
blancos,
Naturaleza!
Otra de sus Canciones se titula Segundo aniversario:
La luna clava en el mar
un largo cuerno
de luz.
Unicornio gris y
verde,
estremecido, pero
extático.
El cielo flota
sobre el aire
como una inmensa
flor de loto.
(¡Oh, tú sola
paseando
la última
estancia de la noche!)
Al Romancero gitano pertenece esta Burla de don Pedro a caballo:
Por el camino
llano
dos mujeres y un
viejo
con velones de
plata
van al
cementerio.
Entre los
azafranes
han encontrado
muerto
el sombrío
caballo
de Don Pedro.
Voz secreta de
tarde
balaba por el
cielo.
Unicornio de
ausencia
rompe en cristal
su cuerno.
La gran ciudad
lejana
está ardiendo
y un hombre va
llorando
tierras adentro.
Al Norte hay una
estrella.
Al Sur un
marinero.
Para concluir con unas cuantas estrofas de su poema Mundo:
Noche de rostro
blanco. Nula noche sin rostro.
Bajo el sol y la
luna. Triste noche del mundo.
Dos mitades opuestas
y un hombre que no sabe
cuándo su
mariposa dejará los relojes.
Debajo de las
alas del dragón hay un niño.
Caballitos de cardio
por la estrella sin sangre.
El unicornio
quiere lo que la rosa olvida,
y el pájaro pretende
lo que las aguas vedan.
Sólo tu Sacramento
de luz en equilibrio
aquietaba la
angustia del amor desligado.
Sólo tu
Sacramento, manómetro que salva
Corazones lanzados
a quinientos por hora.
Jules Etienne
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