Y se fueron. La perspectiva de tener que tirar de aquella amazona hasta un
taxi bastó para borrar todo resto de resentimiento que pudiera quedarme. Pero
ella misma resolvió el problema. Levantándose a impulsos de su propio
enfurecimiento, me miró desde su tremenda estatura con tambaleante altivez, y
me dijo:
- Vamos al Stork. Te ha tocado la rifa.
Y a continuación cayó cuan larga era, como un roble talado. Lo primero
que se me ocurrió fue ir por un médico. Pero al examinarla comprobé que su
pulso era normal y su respiración rítmica. Estaba simplemente dormida.
Después de meterle una almo- hada debajo de la cabeza, la dejé disfrutando de
su sueño.
Truman Capote
Truman Streckfus Persons (Estados Unidos, 1924-1984).
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