Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

sábado, 3 de agosto de 2024

Mirándolas dormir: CANCIONES PARA VELAR SU SUEÑO, de Rubén Bonifaz Nuño

"Pájaro leve, que viaja de su frente en el espacio, sé tú, canción..."

1

Por no quebrar tu escondida
paz, la voz con que te llamo
va de silencios vestida;
yo velo, porque te amo,
y tú amada, estás dormida.

2

No la despiertes, canción
que por mis labios asomas;
no levantes las palomas
que abriga su corazón.
Que tu acaso dulce son
pueda ser la flor ligera
que deje la enredadera
de mi sueño en su balcón.
Ya por mis labios asomas.
No la despiertes, canción.

3

Cantar, que tu ritmo suave
la levante y la detenga;
que en tu ritmo vaya y venga
con dulce vaivén de nave.
Lleva en tu compás la llave
de su recinto cerrado,
y en su anhelo sosegado
hallándola en paz y a solas,
mécela como las olas
cuando el mar está calmado.

4

Que sea de luz dormida
mi canto, como tu sueño,
para que alcance el pequeño
cielo de su oculta vida.
Y que al recordar, perdida
en el alba descubierta;
flotando en la linde incierta
de la sonrisa y del llanto,
ignore si de mi canto
o de su sueño despierta.

5

Ah, canción, si tu sonido
ser su silencio pudiera.
Si de su pecho viviera
tu acento en cada latido.
Para que en el santo olvido
del sueño, tu sombra fuera
la paz de la primavera
vertida en su corazón.
Si tu sonido, canción,
ser su silencio pudiera...

6

Déjala dormir, cantar,
que en el cristal de la luna
sus sueños hallaron una
senda que la lleva al mar.
Acalla tu suspirar,
corazón; tú, noche bruna,
de sus brazos en la cuna
descansa, sin terminar.
Es su sueño rumbo al mar
pastor de rayos de luna.

7

Mientras duerme, canto mío,
llévale tus ruiseñores,
antes que sientan las flores
las pisadas del rocío.
En la sombra, el aire frío
-alma de la noche oscura-
envolverá la ternura
nostálgica de tu acento.
A su tranquila ventura,
canción, que te lleve el viento.

8

Se irá la noche desierta,
y al través de su ventana
la tocará la mañana
con mano de luz incierta.
Canción, cuando esté despierta
en la tierna claridad,
haz que en su alma se vierta
un rumor de inmensidad:
cércala de soledad,
canción, cuando esté despierta.

9

Ve, cantar, a donde duerme
ausente, triste, lejana;
no importa que en la mañana
de nuevo el pensar la enferme.
Cuéntale mi amor inerme
Del que no quiere saber,
que sólo pretende ser
la ajena luz de un espejo;
no más que un breve reflejo
solitario de su ser.

10

Díle, canción, en voz baja
la esperanza y el dolor,
en tanto duerme su amor
y mi corazón trabaja.
Pájaro leve, que viaja
de su frente en el espacio,
sé tú, canción, y despacio
al caracol de su oído
llega con mi amor dolido
a decírselo en voz baja.

11

Repose el sueño apacible
sobre sus ojos dormidos,
canción, y que tus sonidos
toquen su mundo invisible.
Y un temblor de luz tangible
sus párpados humedezca,
no, canción, porque padezca;
sí porque en su placidez
te reciba. Y ya después
que amanezca.

Rubén Bonifaz Nuño (México, 1923-2013).

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