1. La gravedad del destino
(Fragmento)
Por fin, el 4 de febrero de 1600, Tycho Brahe y
Johannes Keplerus, cofundadores de un nuevo universo, se encontraron frente a
frente, nariz de plata contra costrosa mejilla. Tycho Brahe tenía cincuenta y
tres años; Kepler, veintinueve. Tycho Brahe era un aristócrata; Kepler, un plebeyo.
Tycho Brahe era un creso; Kepler, un ratón de iglesia. Tycho Brahe se asemejaba
a un gran danés; Kepler, a un perro sarnoso. Eran opuestos en todos los
aspectos excepto en uno: ambos tenían el mismo carácter irritable y colérico.
En consecuencia, se produjo entre ellos una constante fricción, que estallaba
en acaloradas disputas, seguidas por forzadas reconciliaciones.
Pero todo esto
era superficial. Daba la impresión de que era un encuentro de dos hábiles
estudiosos, cada cual decidido a utilizar al otro para sus propios fines. Pero
bajo las apariencias, los dos sabían, con la certeza de los sonámbulos, que
habían nacido para completarse el uno al otro, que la fuerza de gravedad del
destino los había unido. Su relación consistía en una continua alternancia
entre esos dos estados: en tanto que sonámbulos, avanzaban cogidos del brazo
por espacios no reflejados en ningún mapa; despiertos, extraían lo peor del
carácter del otro, como por inducción mutua.
Arthur Koestler: Artúr Kösztler
(Húngaro nacionalizado británico, 1905-1983).
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