(Diversas estrofas)
Basta de bailes ya: cese ya el canto
De la loca alegría; en el reposo
De la santa piedad hablen en tanto
Las fúnebres coronas con medroso
De la loca alegría; en el reposo
De la santa piedad hablen en tanto
Las fúnebres coronas con medroso
Lenguaje, y una cruz así nos diga:
Todo cuanto ha nacido
Quedará por la ley que a ello le obliga
Todo cuanto ha nacido
Quedará por la ley que a ello le obliga
En polvo y en ceniza convertido.
Desde el sagrado altar este lamento
Penetre en los palacios, que ensordezca
los alegres festejos con su acento,
Que los regios salones estremezca;
Porque el que empuña el cetro y a su frente
Ciña corona, en púrpura vestido,
Como el mendigo quedará igualmente
En polvo y en ceniza convertido.
(...)
Acude al templo; jóvenes y ancianos
Llenan humildes su recinto estrecho;
La madre coge al niño entre sus manos
Y le adormece en su amoroso pecho.
¡Él y ella y todo cuanto se desliza
Bajo la luz del sol que centellea,
en polvo vano y pálida ceniza
Quiere el Señor que convertido sea!
(...)
Los que entregan al Dios incomprensible
Su fe, donde la gracia resplandece,
¿Perecerán al fin? Es imposible,
Puesto que la esperanza no perece.
Ante el altar que el culto diviniza,
El hombre ha de postrarse ante la nada:
Emblema de la muerte es la ceniza,
Pero el alma será purificada.
Johann Georg Jacobi (Alemania, 1740-1814).
La ilustración corresponde a El combate entre don carnaval y doña cuaresma (1599), de Pieter Brueghel, el viejo.
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