"... se desabrochó el abrigo para que se viera la condecoración y llamó."
La mañana de Año Nuevo el profesor del colegio militar Lev Pustyakov llamó a la puerta de su amigo el teniente Ledentsov.
“Verás, Grisha, la razón de mi visita –le dijo al teniente tras felicitarle el Año Nuevo- es que tengo una petición que hacerte. Préstame tu condecoración para hoy, querido amigo. El caso es que hoy como en casa del mercader Spichkin. Y ya conoces a Spichkin: siente una atracción tremenda por las condecoraciones y no tiene en cuenta a aquellos que no las tienen. Y sus hijas... Nadia y Zina... esas chicas... ya me entiendes, amigo mío. ¡Préstamela, hazme ese favor!
El teniente mostró cierta reticencia, pero finalmente le dio la condecoración. Dos horas después Pustyakov ya estaba de camino a la casa de Spichkin. Le gustaba mucho verse con la condecoración, se sentía una persona importante y reconocida.
Pustyakov llegó a la casa de Spichkin, se desabrochó el abrigo para que se viera la condecoración y llamó.
“Verás, Grisha, la razón de mi visita –le dijo al teniente tras felicitarle el Año Nuevo- es que tengo una petición que hacerte. Préstame tu condecoración para hoy, querido amigo. El caso es que hoy como en casa del mercader Spichkin. Y ya conoces a Spichkin: siente una atracción tremenda por las condecoraciones y no tiene en cuenta a aquellos que no las tienen. Y sus hijas... Nadia y Zina... esas chicas... ya me entiendes, amigo mío. ¡Préstamela, hazme ese favor!
El teniente mostró cierta reticencia, pero finalmente le dio la condecoración. Dos horas después Pustyakov ya estaba de camino a la casa de Spichkin. Le gustaba mucho verse con la condecoración, se sentía una persona importante y reconocida.
Pustyakov llegó a la casa de Spichkin, se desabrochó el abrigo para que se viera la condecoración y llamó.
- ¿Quién llama? –preguntó la dueña de la casa- ¡Ah, es usted, Lev Nikolaevich! ¡Pase, por favor! Llega un poco tarde, pero no es nada grave... ¡entre!
Pustyakov sacó pecho, alzó la cabeza y pasó a la sala, donde el resto de invitados ya estaban sentados comiendo. Pero entonces vio algo horrible. Al lado de Zina, la hija de Spichkin, estaba su compañero de trabajo, el profesor de francés Tramblyán.
Si Tramblyán ve la orden, de seguro empezará inmediatamente a hacer preguntas impertinentes y después lo contará en el colegio...
El primer pensamiento de Pustyakov fue el de quitarse la condecoración o salir corriendo; pero la condecoración estaba bien cosida y correr también le resultaba incómodo. Se apresuró a taparse la condecoración con la mano derecha, saludó a todos y, sin dar la mano a nadie, se dejó caer pesadamente sobre una silla vacía, justo frente a Tramblyán.
Le pusieron delante un plato de sopa. Cogió la cuchara con la mano izquierda, pero recordó que no se come con la mano izquierda y dijo:
- Merci... Hoy he estado en casa de mi tío y ya he comido allí.
¡Pero la sopa desprendía un olor tan sabroso...! ¡Y los otros platos tenían también un aspecto tan apetitoso! Pustyakov intentó liberar la mano derecha y tapar la condecoración con la izquierda, pero esto resultó engorroso.
“Lo van a ver... y esta mano, ¡parece como si quisiera ponerme a cantar! ¡Señor, que acabe cuanto antes esta comida! ¡Luego podré comer en la posada!”
Tras el tercer plato, miró a Tramblyán. Por algún motivo, el francés también tenía un aspecto desconcertado y tampoco comía.
Ya lo ha visto –pensó Pustyakov-. Veo que lo ha notado. Mañana se lo contará al director... ¡qué será de mí!
En aquel momento un hombre se levantó y propuso beber a la salud de las damas. Los comensales se alzaron y cogieron sus copas. Pustyakov también se levantó y cogió su copa con la mano izquierda.
- Lev Nikolaevich, por favor, ¡pásele esta copa a Nastasia Timoféyevna! –le pidió un hombre.
Y Pustyákov tuvo que pasar la copa con la mano derecha. Entonces, todos pudieron ver la condecoración en su pecho... Pustyakov palideció y miró a Tramblyán. Tramblyán le miró asombrado y después sonrió.
- ¡Yuli Augustovich! –exclamó Tramblyán dirigiéndose al anfitrión-. ¡Por favor, pase esta botella al otro extremo de la mesa!
Tramblyán cogió la botella con la mano derecha y... ¡ah, qué gran dicha! ¡Pustyakov vio en su solapa una condecoración! Esto quería decir que el francés también mentía. Pustyakov se echó a reir de gusto y se sentó. Ya no tenía por qué ocultar la condecoración.
Después de comer, Pustyakov se paseó por todas las habitaciones mostrando la condecoración a las chicas. Tenía el estómago vacío pero el alma alegre y feliz.
“Si lo llego a saber, me habría puesto dos condecoraciones. ¡No me di cuenta!” Esto era lo único que le molestaba. Por lo demás estaba feliz.
Antón Chéjov: Anton Pavlovich Chekhov
(Ruso fallecido en Alemania, 1860-1904).
(Ruso fallecido en Alemania, 1860-1904).
(Traducido al español por Inés Goñi Alonso).
La ilustración corresponde a la condecoración rusa de la Cruz de San Alejandro Nevsky.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario