Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Día de los muertos: EL DÍA DE TODAS LAS ALMAS, de Cees Noteboom

 "Y cuando todas esas personas se han ido, se ponen a bailar entre ellos por la noche."

(Fragmento final del capítulo 21)

- En Oporto. Era un día frío, la niebla no levantó ni un instante. Pero pensé que te gustaría. Las hice el otoño pasado.
 
- Pero ¿qué están haciendo? -preguntó Erna-. Hay un ambiente muy festivo, pero ¿por qué hay tantas a la vez?
 
- Es el día de todas las almas.
 
- Anda. ¿No es eso algo católico? Ya he oído hablar de ello alguna vez, pero ¿qué es lo que ocurre exactamente?
 
- Conmemoran las almas de los difuntos. El 2 de noviembre. Los muertos se pasan todo el año esperando este día.
 
- Sí, sí. Y cuando todas esas personas se han ido, se ponen a bailar entre ellos por la noche.
 
Daniel la miró.
 
- ¿Cómo lo sabes? También los fotografié, pero no salió nada.
 
Cuando los otros dos se hubieron ido, Arthur se quedó mirando un poco más esas imágenes. Día de todas de las almas. No sabía muy bien qué tenía que imaginarse con estas palabras, pero le pareció que se refería más a los vivos que a los muertos.
 
Tenían que ser muertos que estuvieran en algún lugar, aún era imposible deshacerse de todos, se les tenía aún que llevar flores. Quizá le hubieran visto cuando estuvo tan cerca de ellos. Pero sería mejor no hacer ningún comentario al respecto. Los muertos no estaban de moda, aunque eso todavía no lo supieran las mujeres de Oporto. Si se quedara dormido («Tienes que descansar»), esas nieblas irían entrando despacio en la habitación. Desde muy lejos oyó el tráfico de la Plaza de Manuel Becerra, los sonidos de la gran ciudad, cláxones, una sirena, un altavoz que pregonaba algo, pero él nunca llegaría a saber qué.

 
Cees Noteboom (Holanda,1933).

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