"Si te quedas desnuda frente al espejo a medianoche ves pasar al hombre al fondo del espejo..."
Nuestro destino, plomo vaciado, no puede cambiar
no puede hacerse nada.
Vaciaron el plomo en el agua bajo las estrellas aunque
arden las hogueras
Si te quedas desnuda frente al espejo a medianoche
ves pasar al hombre al fondo del espejo
al hombre en tu destino que gobierna tu cuerpo,
en la soledad y en el silencio al hombre
de la soledad y del silencio
aunque arden las hogueras.
La hora en que terminó el día y comenzó el otro
la hora en que se cortó el tiempo
aquel que desde ahora y antes desde el principio
gobernaba tu cuerpo
debes encontrarlo
debes buscarlo para que al menos lo encuentre
algún otro, cuando te hayas muerto.
Son los niños los que encienden las hogueras y gritan
frente a las llamas en la noche cálida
(Ocurrió, tal vez, jamás, fuego que no lo haya
encendido un niño, oh Heróstrato)
y arrojan a las llamas sal para que crepiten (cuán
extrañamente nos miran de pronto las casas, los
tragaderos de hombres, cuando un fulgor las acaricia
Pero tú, que conociste la gracia de la piedra sobre la
roca por el mar batida
la noche que cayó la calma
oíste desde lejos la voz humana de la soledad y del
silencio
dentro de tu cuerpo
la noche aquella de San Juan
cuando se apagaron todas las hogueras
y estudiaste las cenizas bajo las estrellas.
Giorgos Seferis: Georgios Seferiades
(Griego nacido en Turquía, 1900-1971). Obtuvo el premio Nobel en 1963.
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