Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

domingo, 24 de junio de 2018

Noche de San Juan: MIREYA (poema provenzal), de Frédéric Mistral

"Y al saltar por encima de la roja hoguera echaban a las llamas las ristras..."

(Fragmento del canto VII: Los ancianos)
 
Y mientras se iba con el día que caía, bajo el mistral mugidor se levantó de un montón de ramas una larga lengua de fuego parecida a un cuerno. A su alrededor, los segadores, locos de alegría, con sus cabezas libres y orgullosas saltaban en el aire vibrante, todos a un tiempo, bailando la farandola. La gran llama que se gitaba bajo el viento ponía en sus frentes reflejos deslumbrantes.
 
Las chispas, en torbellinos, suben furiosas hasta las nubes. El crujido de los troncos que caen en la hoguera, se mezcla y ríe la musiquilla de la flauta, viva y juguetona como un verderón entre las ramas… ¡San Juan!  ¡La tierra encinta se estremece cuando pasa!
 
El fuego gozoso chisporroteaba, el tamboril bordoneaba, grave y continuo, como el murmullo de la mar profunda cuando bate apaciblemente las rocas. Las hoces, fuera de las vainas y blandidas en el aire, relucían, y los morenos danzarines, por tres veces, con grandes saltos, hacen en las llamas las Bravado. Y al saltar por encima de la roja hoguera echaban a las llamas las ristras y, llenas las manos de hipérica y de verbena, las bendicen en el fuego purificador.
 
- ¡San Juan! ¡San Juan! ¡San Juan! –gritaban.
 
Todas las colinas chispeaban como si hubieran llovido estrellas en la sombra. Mientras tanto, las locas ráfagas llevaban el incienso de las colinas, y el rojizo resplandor de los fuegos hacia el santo bendito que se cernía en la azulada atmósfera crepuscular.

 

Frédéric Mistral (Poeta francés en lengua occitana, 1830-1914).
Obtuvo el premio Nobel compartido con José Echegaray en 1904.

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