"Ramas muertas que ningún soplo mueve, ramas negras con alguna hoja desvanecida..."
El sol de invierno, si dulce, si triste, si durmiente,
El sol de invierno, si dulce, si triste, si durmiente,
Donde el sol
errante vaga entre vapores blancos,
Era tal ese
dulce, profundo sentimiento
Que nos hizo
melancólicamente felices
Por esta tarde
de sueños bajo las ramas…
Ramas muertas que ningún soplo mueve,
Ramas muertas que ningún soplo mueve,
Ramas negras
con alguna hoja desvanecida
- ¡Ah! que mi
alma se entregue en tu boca
Más
tiernamente en este gran bosque mudo
Y con esta
languidez en que muere el año.
La muerte de todo, aunque no la tuya a quien tanto amo,
La muerte de todo, aunque no la tuya a quien tanto amo,
Y si no la
felicidad con la que mi alma está colmada,
Felicidad que
duerme en el fondo de esta alma aislada,
Misteriosa,
apacible y fresca como el estanque
Que desaparece
en el fondo del pálido valle.
Paul Bourget (Francia, 1852-1935).
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