"- Sí, bebe pronto, que esto reanima -añadió Mireya. Y lista la muchacha tomó el vino..."
(Fragmentos del Canto VI)
¡Oh, dulces amigos de mi juventud, bravos poetas de Provenza, que escucháis atentos mis cantares de otro tiempo; tú que sabes, oh Romanil, entremezclar entre tus armonías los llantos del pueblo y el reír de las muchachas y las flores de la primavera; tú, que de los bosques y de las riberas buscas la sombra y el fresco para tu corazón consumido en ilusiones de amor.
(...)
Alza suavemente la cabeza de su amado y le contempla un buen rato, muda, consternada y como petrificada por el dolor, y al mismo tiempo de gruesas y rápidas lágrimas se inunda la débil prominencia de su seno. Vicente ha reconocido la mano de la enamorada niña, y con voz desmayada de dice:
- Compadéceme, Mireya, y ruega a Dios que venga en mi socorro, que bien lo necesito.
- Deja humedecer tu boca con ese licor de guindas silvestres -dijo Maese Ramón.
- Sí, bebe pronto, que esto reanima -añadió Mireya.
Y lista la muchacha tomó el vino y le dio a beber gota a gota de aquel licor vivificante, y mientras tanto le dirigía palabras de consuelo y le quitaba el malestar.
Frédéric Mistral (Escritor francés en lengua occitana, 1830-1914).
Obtuvo el premio Nobel en 1904, compartido con José Echegaray.
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