"... que en tu boca es milagrosa aura que nace con facción de beso."
A una dama que apagó una bujía,
A una dama que apagó una bujía,
y la volvió a encender en el humo soplando
La lumbre, que murió de convencida
con la luz de tus ojos, y apagada,
por si en el humo se mostró enlutada,
exequias de tu llama ennegrecida.
Bien pudo blasonar su corta vida,
que la venció beldad tan alentada,
que con el firmamento en estacada
rubrica en cada rayo una herida.
Tú, que la diste muerte, ya piadosa
de tu rigor, con ademán travieso
la restituyes vida más hermosa.
Resucitóla un soplo tuyo impreso
en humo, que en tu boca es milagrosa
aura que nace con facción de beso.
La lumbre, que murió de convencida
con la luz de tus ojos, y apagada,
por si en el humo se mostró enlutada,
exequias de tu llama ennegrecida.
Bien pudo blasonar su corta vida,
que la venció beldad tan alentada,
que con el firmamento en estacada
rubrica en cada rayo una herida.
Tú, que la diste muerte, ya piadosa
de tu rigor, con ademán travieso
la restituyes vida más hermosa.
Resucitóla un soplo tuyo impreso
en humo, que en tu boca es milagrosa
aura que nace con facción de beso.
Francisco de Quevedo (España, 1580-1645).
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