Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

lunes, 12 de agosto de 2019

Tu boca: EL DIABLO SE APARECE, de Rainer María Rilke

"Desde entonces siempre, en cualquier parte, tenía cerca una copa de vino..."

(Fragmento inicial)

Al conde Paul lo tenían por irascible. Cuando la muerte le arrebató antes de tiempo a su joven esposa, le arrojó a la cara todo lo que poseía: sus bienes, su dinero, e incluso a sus favoritas. Aún formaba parte del cuerpo de los dragones de Windischgrätz. Allí, en ocasiones, se encontraba con el barón Sterowitz.

- Tu boca es casi como la de la difunta condesa.

El viudo se emocionó. Desde entonces siempre, en cualquier parte, tenía cerca una copa de vino; pues ésta le parecía la única posibilidad de ver venir siempre a su encuentro la boca adorada. El hecho es que dos años después al conde Paul no le quedaba ni una octava parte de sus posesiones.

A pesar de todo nos pidió, en una ocasión en que, casualmente, estábamos cerca de una de las propiedades de los Felderode, que fuéramos con él.

- Tengo que mostrarles la cuna de mi dicha -nos aseguró volviéndose hacia las damas-, el lugar donde se me permitió ser un niño.

Hacía una buena tarde de agosto y nos encontrábamos un pequeño grupo en Gross-Rohozec. Que se hiciera tan larde tuvo que ver con el estado de ánimo del conde. Estaba radiante. Nadie se movía del sitio de puro encanto. Al final acordamos visitar el palacio y el parque a la mañana siguiente (puesto que en ese momento ya no era hora de visita), y ver ponerse el sol desde lo alto de las ruinas.

- Mis ruinas -exclamó el conde, y fue como si su voz envolviera las viejas murallas igual que una gabardina su delgada figura.


Rainer María Rilke
(Escritor en lengua alemana nacido en Praga, 1875-1928).

(Traducido al español por Isabel Hernández).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario