CCXLV
Dos frescas rosas, que al nacer el día
uno de mayo, un viejo y sabio amante
cogió en el paraíso, don galante,
entre otros dos menores dividía
con tan dulce sonrisa y cortesía
que a un bruto enamorara en ese instante,
y un amoroso rayo deslumbrante
al rostro de los dos cambiar hacía.
«¡No ve el sol dos amantes –exclamaba-
como éstos!», y reía suspirando;
y dio a ambos un abrazo afectuoso.
Así rosas y frases dispensaba,
y alegre el corazón está, y temblando
¡oh feliz elocuencia, oh día dichoso!
Francesco Petrarca (Italia, 1304-1374).
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