"Le quitó la mordaza y acarició con los dedos el contorno de su boca maravillosa."
(Fragmento del capítulo XXXIII)
- ¿Así que mi pequeña perrita durmió bien? -arrojó Luc sus buenos días a Sybil que apenas había podido cerrar el ojo durante la noche. Le quitó la mordaza y acarició con los dedos el contorno de su boca maravillosa.
- ¡Tu boca es deliciosa! ¿Puedes chupármela? -le preguntó, dándole su miembro endurecido por la erección matinal.*
- No... yo no...
- Aprenderás, ¡y te vas a asegurar de que yo no sienta el contacto con tus dientes!
Sybil no quería hacer una felación, se la había negado a Jean debido a su educación restrictiva y ahora tener que hacerlo con un extraño le resultaba imposible.
- Yo le ruego...
- Abre tu boca, ¿o prefieres que te haga probar el látigo?
- No, no me azote... se lo suplico...
- ¡Mujer idiota!
Henri Barbusse (Francés fallecido en Rusia, 1873-1935).
* La novela Les enchaînements fue publicada sin censura por Ernest Flammarion en París, en 1925.
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