Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

sábado, 27 de julio de 2019

Tu boca: EL TITÁN, de Theodore Dreiser

"Ella era como una mariposa, pensaba, blanca y amarilla, o azul y dorada, que revoloteaba..."

(Fragmento del capítulo XVI: Un interludio fatídico)

- ¿Te acuerdas de aquella pintura que vimos en la galería de arte el otro día, Algernon? -dijo con su acento peculiar, llamándolo por su segundo nombre, que era el que había adoptado para él porque le parecía más adecuado para el estado de ánimo que tenía cuando estaba con ella y porque, sobre todo, le gustaba más. Cowperwood había protestado, pero se atuvo a él-. ¿Recuerdas lo bonito que era el azul de la capa del anciano? (Se trataba de La adoración de los Magos) ¿No te pareció prrre-cioo-soo?

Arrastraba las sílabas de una manera tan encantadora e hizo una mueca graciosa con la boca, que sintió el impulso de besarla.

- Eres una flor de trébol -le dijo, acercándose para tomarla por los brazos-. Una flor del cerezo. Eres un sueño, una figurita de porcelana de Dresde.

- ¿Vas a despeinarme, cuando apenas acabo de conseguir arreglarme el pelo?

Era la voz cordial de la inocencia; y también los ojos.

- Sí, eso voy a hacer, sinvergüenza.

- Pero no me ahoges. De veras, casi me haces daño con tu boca, ¿sabes? ¿Es que no vas a tratarme bien?

- Sí, cariño, Aunque también quiero hacerte daño.

- Bueno, entonces, si tienes que hacerlo.

Pero a pesar de todos sus arrebatos, el encanto seguía estando allí. Ella era como una mariposa, pensaba, blanca y amarilla, o azul y dorada, que revoloteaba sobre un seto de rosas silvestres.


Theodore Dreiser (Estados Unidos, 1871-1945).

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