"Respira el hálito de tu boca y no aspires los alientos muertos."
(Fragmento del capítulo I: Palabras de Monelle)
No
te resistas a la naturaleza. No apoyes contra las cosas los pies de tu alma.
Que tu alma no de vuelta la cara como el niño malo.
Anda
en paz con la luz roja de la mañana y el resplandor gris del anochecer. Sé el alba
mezclada al ocaso.
Mezcla
la vida con la muerte y divídelas en momentos.
No
esperes la muerte: ella está en ti. Sé su camarada y tenia contra ti; es como
tú mismo.
Muere
de tu muerte; no codicies las muertes antiguas. Varía los géneros de muerte con
los géneros de vida.
Ten
por viva toda cosa incierta, y toda cosa segura, por muerta.
Y
Monelle dijo: Te hablaré de las cosas muertas.
Quema
cuidadosamente a los muertos, y desparrama sus cenizas a los cuatro vientos del
cielo.
Quema
cuidadosamente las acciones pasadas, y apisona las cenizas; pues el fénix que renacería
de ellas sería el mismo. No juegues con los muertos y no acaricies sus rostros.
No te rías de ellos y no llores sobre ellos: olvídalos.
No
te fíes de las cosas pasadas. No te ocupes para nada en construir bellos ataúdes
para los momentos pasados: piensa en matar los momentos porvenir.
Desconfía
de todos los cadáveres.
No
abraces a los muertos: ellos asfixian a los vivos.
Consagra
a las cosas muertas el respeto que se debe a las piedras de construcción.
No
manches tus manos en la extensión de las líneas gastadas. Purifica tus dedos en
aguas nuevas.
Respira
el hálito de tu boca y no aspires los alientos muertos.
No
contemples las vidas pasadas más que tu vida pasada. No colecciones sobres vacíos.
No
lleves en ti ningún cementerio. Los muertos producen pestilencia.
Marcel Schwob (Francia, 1867-1905).
(Traducido al español por Ariel Dilon).
La ilustración corresponde a un trabajo visual de Adam Martinakis.
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