Se le vino
encima. Tenía dos cuer- nos. La embestida era de toro, el cuerpo no.
- Te conozco
-dijo riéndose la mu chacha-. ¿Crees que voy a cometer la tontería de cogerte
por los cuer- nos? Uno de tus cuernos es postizo. Eres una metáfora.
Entonces el
Unicornio, al verse reco- nocido, se arrodilló ante la muchacha.
Enrique Anderson Imbert (Argentina, 1910-2000)
La ilustración corresponde a El unicornio (1885), de Gustave Moreau.
La ilustración corresponde a El unicornio (1885), de Gustave Moreau.
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