Este es el animal que no ha existido.
No lo sabían, pero lo han amado
siempre -su paso, su gesto, su cuello,
y hasta la luz de su mirada en calma-.
No lo sabían, pero lo han amado
siempre -su paso, su gesto, su cuello,
y hasta la luz de su mirada en calma-.
No existió, ciertamente. Pero porque
lo amaban, puro, se hizo, este animal;
le dejaron espacio claro, ahorrado,
en que alzó su cabeza, sin hacerle
lo amaban, puro, se hizo, este animal;
le dejaron espacio claro, ahorrado,
en que alzó su cabeza, sin hacerle
falta existir, sin nutrirle de grano
sino de ser posible que existiera.
Y esto dio tanta fuerza al animal
sino de ser posible que existiera.
Y esto dio tanta fuerza al animal
que le brotó en la frente un cuerno, solo.
Blanco, fue a una doncella, y existió
en su espejo de plata como en ella.
Blanco, fue a una doncella, y existió
en su espejo de plata como en ella.
Rainer María Rilke (Escritor en lengua alemana nacido en Praga, 1875-1926)
(Traducido al español por José María Valverde)
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