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viernes, 21 de enero de 2022

Noche de reyes: LEYENDAS DE CRISTO, de Selma Lagerlöf


El pozo de los reyes magos

(Fragmento)

“Poco a poco, la Estrella los condujo sobre el famoso río Jordán, y hacia las colinas de Judea. Una noche se detuvo sobre la pequeña ciudad de Belén, que estaba sobre la cima de una colina y brillaba entre los olivos.

“Pero los tres sabios buscaron castillos y torres fortificadas y murallas, y todas las demás cosas que pertenecen a una ciudad real; pero de tales no vieron nada. Y lo que era aún peor, la luz de la Estrella ni siquiera los condujo a la ciudad, sino que permaneció sobre una gruta cerca del camino. Allí, la suave luz se coló por la abertura y reveló a los tres vagabundos a un pequeño Niño, que estaba siendo arrullado en los brazos de su madre.

“Aunque los tres hombres vieron cómo la luz de la Estrella rodeaba la cabeza del Niño, como una corona, permanecieron de pie fuera de la gruta. No entraron a profeti- zar honores y reinos para este pequeño. Se dieron la vuelta sin traicionar su presen- cia. Huyeron del Niño y vagaron colina abajo de nuevo.

“'¿Hemos venido en busca de mendigos tan pobres como nosotros? dijeron ellos. ¡Nos ha traído Dios aquí para que nos burlemos de Él y pronostiquemos honores para el hijo de un pastor? Este Niño nunca alcanzará una distinción más alta que cuidar ovejas aquí en los valles'”.

La Sequía se rió entre dientes y asintió a sus oyentes, como si dijera: “¿No tengo razón? Hay cosas que son más secas que las arenas del desierto, pero no hay nada más estéril que el corazón humano.”

“Los tres sabios no se habían alejado mucho cuando pensaron que se habían extra- viado y no habían seguido la Estrella correctamente”, continuó la Sequía. “Volvieron la mirada hacia arriba para encontrar de nuevo la Estrella, y el camino recto; pero luego la Estrella que habían seguido todo el camino desde el Oriente se había desvanecido de los cielos.”

Los tres extranjeros hicieron un movimiento rápido y sus rostros expresaban un pro- fundo sufrimiento.

“Lo que ahora sucedió”, continuó la Sequía, “está de acuerdo con la forma habitual de la humanidad al juzgar lo que es, quizás, una bendición.

“Ciertamente, cuando los tres reyes magos ya no vieron la Estrella, entendieron de inmediato que habían pecado contra Dios."

Selma Lagerlöf
(Suecia, 1858-1940). Obtuvo el premio Nobel en 1909.

(Traducido al español por Xavier de la Cruz).

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