"... previendo que cada una encuadrase un eclipse de luna en los próximos mil años."
Las ciudades y el cielo
Llamados
a dictar las normas para la fundación de Perinzia, los astrónomos establecieron
el lugar y el día según la posición de las estrellas, trazaron las líneas
cruzadas de las calles principales orientadas una como el curso del sol y la
otra como el eje en torno al cual giran los cielos, dividieron el mapa según
las doce casas del zodíaco de manera que cada templo y cada barrio recibiese el
justo influjo de las constelaciones oportunas, fijaron el punto de los muros
donde se abrirían las puertas previendo que cada una encuadrase un eclipse de
luna en los próximos mil años. Perinzia –aseguraron- reflejaría la armonía del
firmamento; la razón de la naturaleza y la gracia de los dioses daría forma a
los destinos de los habitantes.
Siguiendo
con exactitud los cálculos de los astrónomos, fue edificada Perinzia; gentes
diversas vinieron a poblarla; la primera generación de los nacidos en Perinzia
empezó a crecer entre sus muros, y aquellos a su vez llegaron a la edad de
casarse y tener hijos.
En
las calles y plazas de Perinzia hoy encuentras lisiados, enanos, jorobados,
obesos, mujeres barbudas. Pero lo peor no se ve; gritos guturales suben desde
los sótanos y los graneros, donde las familias esconden a los hijos de tres
cabezas o seis piernas.
Los
astrónomos de Perinzia se encuentran frente a una difícil opción: o admitir que
todos sus cálculos están equivocados y sus cifras no consiguen describir el
cielo, o revelar que el orden de los dioses es exactamente el que se refleja en
la ciudad de los monstruos.
Italo Calvino (Italiano nacido en Cuba, 1923-1985).
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