Vancouver: luz de agosto en la bahía. (Fotografía de Jules Etienne).

sábado, 22 de abril de 2023

Tampico: EL CERRO DE LAS CAMPANAS (Memorias de un guerrillero), de Juan A. Mateos


(
Fragmento final del capítulo II)

Salió el sol y las armas formaban un cambiante de luz hermosísimo. Todos los amigos se reconocían, se abrazaban, preguntaban por los compañeros. Para dar idea de estas conversaciones, haremos que el lector conozca algunos diálogos.

- Querido, vienes muy triste.

- Un poco, la familia, la…

- La novia, ya no pasarás tanto por los arbolitos, chico, ya estabas secándolos con tanto reclinarte, debías pagar la contribución de paseos.

- Iba yo por refrescarme.

- Ya entiendo, la sangre; eres más feliz que yo, a mí siempre me la han quemado.

- ¿Quién es aquella muchacha que va con el teniente Ibáñez?

- Hombre, su hermanita.

- ¡Ya!, la hermana de su hermano. A propósito de hermanos, ¿dónde van los tuyos?

- Por el camino del interior hasta San Luis Potosí.

- ¿Y tú por qué no los sigues?

- Yo estoy con el general Garza, marcho hasta Tampico.

- Querido, viajas mucho para proporcionarte las intermitentes.

- La intervención me ha salvado; figúrate que el maldito viejo quería atraparme, y entre el matrimonio y la fiebre amarilla no hay disyuntiva.

- Ése es mi programa.

- ¡Bravo!, gritó con acento alegre el capitán Martínez, estos jóvenes son de mi escuela, ¡ah de los solteros! Yo llevo la bandera y pienso ponérmela de sudario; ¿pero qué es este pueblo inmediato?, ¡rayo!, esto es un aduar por donde han pasado los comanches.

Juan Antonio Mateos (México, 1831-1913).

La ilustración corresponde a una antigua fotografía de la capilla en el Cerro de las Campanas, estado de Querétaro.

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