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martes, 6 de julio de 2021

Venecia: VICTORIA ACCORAMBONI, de Stendhal

"... con este propósito alquió tres magníficos palacios: uno en Venecia, el palacio Dandolo..."

(Fragmento)

Albano era un puerto muy seguro para él, pues, desde hacía muchos años, la casa Orsini estaba unida a la república de Venecia por servicios recíprocos. Ya en este país seguro, el príncipe Orsini no pensó más que en gozar de los esparcimientos de diversas estancias, y, con este propósito, alquiló tres magníficos palacios: uno en Venecia el palacio Dandolo, en la calle de la Zecca; otro en Padua, el Fostarini, situado en la magnífica plaza llamada la Arena; el terceto lo eligió en Salo, en la deliciosa orilla del lago de Garda; este último palacio había pertenecido tiempo atrás a la familia Sforza Pallavicini.

A los señores de Venecia (el gobierno de la república) les satisfizo mucho la llegada a sus estados de tan insigne príncipe y se apresuraron a ofrecerle una nobilísima condotta (o sea una cantidad muy considerable, pagadera anualmente, que el príncipe habría de emplear en reclutar una tropa de dos o tres mil hombres y asumir el mando de la misma). El príncipe declinó con mucho desparpajo este ofrecimiento, contestando, a través de los emisarios, que aunque, por inclinación natural y hereditaria en su familia, le sería muy grato servir a la serenísima república, dependiendo como dependía en aquel momento del rey católico, no le parecía conveniente aceptar otra obligación. Esta respuesta entibió un tanto la buena disposición de los senadores. Inclinados antes a dispensarle en nombre de todo el pueblo, una recepción muy honorable cuando ra a Venecia, dicha respuesta los determinó a dejar que llegara como un simple particular.

El príncipe Orsini, enterado de codo esto, decidió no ir a Venecia. Estando ya cerca de Padua, dio un rodeo en esta admirable región y se encaminó con toda su escolta al palacio preparado para él en Salo, a orillas del lago de Garda. Allí pasó todo el verano entre los más agradables y variados pasatiempos. Llegada la época de cambiar de residencia, el príncipe hizo algunos pequeños viajes, de los que sacó la conclusión de que ya no podía resistir el cansancio como antes; temió por su salud; por fin pensó ir a pasar unos días en Venecia, pero su esposa, Victoria, le disuadió y le indujo a permanecer en Salo.

Algunos pensaron que Victoria Accoramboni se había dado cuenca de los peligros que corrían los días de su marido y que, después de inducirle a permanecer en Salo, pensaba llevarle más adelante fuera de Italia; por ejemplo, a alguna ciudad libre de Suiza; de este modo, para el caso de morar el príncipe, ponía en seguridad su persona y su fortuna particular.

Stendhal: Henri Beyle (Francia, 1783-1842).

La ilustración corresponde al interior del Palazzo Danndolo en Venecia, en la actualidad Hotal Danieli.

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