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martes, 20 de abril de 2021

Miércoles de ceniza: EL SECRETO DE LA SIRENA, de Sue Monk Kidd

"... un extraño lugar secreto, lleno de rosarios rotos, medallas de santos desechadas, tarjetas religiosas..."

(Fragmento del capítulo inicial)

Entonces me aparté de él y miré a través de la habitación la luz tenue y acuosa en la ventana, recordando que ese día era Miércoles de Ceniza y sintiendo una inevitable oleada de culpa.

Mi padre había muerto el Miércoles de Ceniza cuando yo tenía nueve años, y de una manera compleja, de una manera que no tenía sentido para nadie más que para mí: puesto que había sido, al menos en parte, culpa mía.

Se había incendiado su embarcación, dijeron que por una explosión en el tanque de combustible. Algunas partes habían aparecido semanas después, incluido un frag- mento de la popa con la inscripción Jes-Sea. No le había puesto al bote el nombre de mi hermano Mike, ni siquiera el de mi madre, a quien adoraba, sino el mío: Jessie.

Cerré los ojos y vi llamas aceitosas, y una luz anaranjada rugiente. Un artículo en el periódico de Charleston había calificado la explosión como sospechosa y hasta hubo una investigación, pero nunca encontraron nada; cosas que Mike y yo descubrimos sólo porque habíamos robado el cajón con los recortes de la cómoda de mamá, un extraño lugar secreto, lleno de rosarios rotos, medallas de santos desechadas, tarjetas religiosas y una pequeña estatua de Jesús a la que le faltaba el brazo izquier- do. Nunca se hubiera imaginado que alguna vez nos íbamos a aventurar entre toda esa santidad quebrada.

Entré en ese terrible santuario casi todos los días durante más de un año y leí el artículo con obsesión, sobre todo esa línea en particular: "La policía especula que una chispa de su pipa pudo haber encendido una fuga en la línea del combustible".

Le había regalado la pipa el día del Padre. Hasta entonces nunca antes había fuma- do.

Sue Monk Kidd (Estados Unidos, 1948).

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