Ven al parque abandonado y mira
el brillo de orillas sonrientes a lo lejos,
el imprevisto azul de nubes de pureza
aclara los estanques y los senderos diversos.
Allí, el amarillo tiempo, el tenue pardo
de bayas y abedules, el viento está templado,
las rosas tardías aún no se agostaron,
elígelas y bésalas y la corona teje.
Tampoco olvides estos últimos amelos,
la púrpura de vid silvestre en los sarmientos,
y lo que sobró también de una existencia joven,
olvida lo ligero al rostro del otoño.
(Traducido del alemán por Rodolfo E. Modern)
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