El aire es ágil y pasa con una elegancia fina
entre las hojas del naranjo ahora.
Abre sobre el pomar fragante tu cortina:
mira cuán verde luz la trepadora
envía y que firmeza
muestra sobre las ramas el follaje.
Y es otoño, no obstante.
Tiende tus labios hacia este aire puro:
sentirás en tu boca un beso tenue
cual si una abeja, el aire y tus dos labios fuesen
dos gajos de un fruto maduro.
(Traducido del portugués por Ángel Crespo)
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