Mi idea inicial sobre este texto era aprovechar la coincidencia de la fecha para ocuparme de Cumpleaños, una de las obras de la etapa inicial de Carlos Fuentes, publicada en 1970, la cual suponía haber apreciado en una primera lectura -durante mi ya remota época estudiantil-, y a la que, cuando tuve la oportunidad de leer de nuevo muchos años después, con otra perspectiva literaria, asumí que no la había comprendido cabalmente en aquel lejano primer intento.
Sin embargo, se me ocurrió establecer algún nexo con otro Cumpleaños, la breve novela (todas sus narraciones lo son) del argentino César Aira, escrita treinta años después. Sobre todo, aprovechando que Carlos Fuentes en la Silla del Águila había pronosticado: "César Aira es el primer argentino que recibe el Premio Nobel de Literatura" (página 149), lo que, para resultar acertado, debiera suceder antes del año 2020. Finalmente, me pareció más oportuno dedicar el espacio a otra obra suya, El Congreso de Literatura, más adelante la razón para ello quedará, espero, plenamente justificada.
Pero regresando al Cumpleaños de Fuentes: Su espléndido relato aprovecha recursos oníricos y desvaríos para plantear una preocupación sobre la perpetuidad de la conciencia tras la muerte del cuerpo. Sus constantes puntos suspensivos son el equivalente de aquellos hoyos negros del universo por los que viajaban los Bandidos del Tiempo, de Terry Gilliam. "El mundo es eterno, la verdad es múltiple, el alma no es inmortal", advierte Siger de Brabante, teólogo magistral de la Universidad de París, personaje real cuyas reencarnaciones son el eje sobre el que gira el relato y de cuya identidad sólo nos enteraremos hasta el párrafo final. "Dios dejó incompleta su creación. Ésa es su imperfección. La verdadera creación debió ser absoluta, fatal, sin fisuras, sin posibilidades ulteriores; un verdadero Dios no pudo entregarla al capricho de los hombres débiles y concupiscentes." Por eso era de suponerse que el implacable obispo de París, Etienne Tempier lo hubiese "combatido con una saña tanto más feroz cuanto que era disfrazada por las fórmulas de la beatitud, por Tomás de Aquino", instigados ambos ante el desafío teologal planteado por Brabante.
"Los mundos son múltiples porque la eternidad es sólo las formas de la mutación: las verdades son eternas porque su multiplicidad asegura que serán, así sea parcialmente, transmitidas", entonces me pregunto: ¿Será esto la Anamnesis de la que hablaba Platón? ¿la inmortalidad de las ideas?
Alberto Vital, en su ensayo que analiza esta obra de Fuentes en particular, asegura: "Tal conciencia es a la vez una y múltiple: es la de Brabante y es la de sus sucesivas reencarnaciones, y éstas se alcanzan como fruto de un corolario lógico, de un esfuerzo intelectual de tal magnitud que es capaz de vencer las inflexibles condiciones de la carne y del tiempo. Desde la óptica de un amplio horizonte de pensamiento y de expectativas que se remonta hasta el siglo XVIII, se comprende este empeño de Fuentes a través de sus personajes como la consecuencia de la renuncia o del rechazo racionalista a la tesis cristiana de la resurrección y a la idea budista de la reencarnación, de modo que, ante los horrores de la vejez y de la muerte, de la desaparición absoluta en la nada y el olvido, un intelecto privilegiado y escéptico se atiene a la fe en su propio poder lógico y argumentativo para cruzar las fronteras de la condición humana."
En cuanto al motivo por el que mencioné El Congreso de Literatura, de César Aira, es porque su protagonista, al que se refiere como un Sabio Loco, llega a la conclusión de "que otra idea es siempre más eficaz que una idea, sólo por ser otra. A una idea no la enriquece ni la expansión ni la multiplicación (los clones) sino el pasaje a otro cerebro." Pareciera otra vez una referencia a la ya mencionada Anamnesis platónica. "¿Qué hacer entonces? La solución obvia era clonar a un hombre superior... Pero no era tan fácil elegirlo." Más adelante, prosigue: "Al fin se decidió por lo más fácil y efectivo: por una Celebridad. Por un genio reconocido y aclamado. ¡Clonar a un genio! Era el paso decisivo."
Procedió entonces a resolverlo. "Lo eligió cuidadosamente, o mejor dicho no necesitó elegirlo porque el azar le había puesto en la mira, y al alcance de la mano, al genio más indiscutido e intachable que pudiera querer: su nivel de respetabilidad rozaba el máximo." El protagonista ha sido invitado a un congreso en Mérida al que también acudiría dicha celebridad: "La identificación del Genio puede resultar más problemática, pero no vale la pena perderse en conjeturas: es Carlos Fuentes." Después de las peripecias sobre una equívoca célula recolectada de su corbata de seda italiana y no de su cuerpo, el personaje asegura: "Siempre he sentido simpatía por Carlos Fuentes; no en vano lo había elegido para mi experimento."
Culminaré con las palabras de Enrique Jaramillo Levi: "Aquel universo concentrado en El Aleph que vislumbró Borges en su famoso relato, encuentra su encarnación y desarrollo en este Cumpleaños enigmático de Fuentes que nunca acaba de celebrarse."
Es posible leer Cumpleaños de César Aira en www.wordswithoutborders.org
Los temas de la verdad eterna y la anamnesis platónica
me motivaron a escribir los poemas Entelequia y Anamnesis:
La ilustración
corresponde a la portada de la primera edición de Cumpleaños,
de Carlos Fuentes, que publicara la editorial Joaquín Mortiz
en su legendaria serie del volador.
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