"¡Bésame otra vez, Jasón, bésame! Sólo en tu boca puedo hallar el valor necesario..."
(Fragmento)
- Ahí está la cama en la
que has de tumbarte. Las mantas te taparán. ¡No dejes que se te vea la espada!
Podría ser que trajera consigo una lámpara.
Jasón respondió con una
sonrisa:
- Melas me ha dicho que se tragó
tu historia con la misma avidez con que Butes se tragó la miel venenosa.
Medea suspiró y se mordió
la uña del pulgar.
- Debimos abandonar al
colmenero a su suerte –dijo–. Su avidez nos ha llevado a cometer crimen tras
crimen.
- Somos inocentes en cuanto
a la sangre derramada –dijo Jasón apresuradamente–. No te muestres débil,
hermosa mía, porque sólo unos corazones implacables conseguirán que el
vellocino vuelva nuevamente a Grecia. ¿Acaso no deseas regresar con nosotros?
Tu camino de regreso a Cólquide aún está abierto. Si decides volver, sea por
piedad o por temor, yo no me pondré en tu camino, por muy amarga que me sea tu
pérdida. Pero hay algo de lo que estoy convencido: tengo que retener a toda
costa el vellocino.
- ¡El vellocino, siempre
el vellocino! –exclamó Medea–. Podría odiarte como odio a las Furias si no te
amara de este modo insufrible. No, no, te seguiré hasta el fin del mundo, y ni
la sangre de mi padre ni la de mi hermano correrá entre los dos para impedir
nuestro matrimonio. ¡Bésame otra vez, Jasón, bésame! Sólo en tu boca puedo
hallar el valor necesario para la ineludible acción que tengo ante mí.
Él la besó una y otra vez,
aspirando ansiosamente el aromático perfume de su cabello y de su cuerpo. Medea
cerró los ojos y gimió de placer como un perrito.
Luego Jasón se separó de
ella, y, tumbándose sobre la cama, se cubrió con las man- tas. Allí, solo, con la
espada al alcance de la mano, aguardó la entrada de Apsirto.
Robert Graves (Inglés fallecido en España, 1895-1985).
La ilustración corresponde a Jasón jurando amor eterno a Medea, de Jean Francois Detroy.
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