(Fragmento)
El Tuchun* dio un magnífico banquete, en el que conocimos a los Deweys, quienes se portaron con una gran amabilidad, y más tarde, cuando enfermé, John Dewey nos trató a ambos con singular cariño. Me contaron que, cuando vino a verme al hospital, le afectó mucho oírme decir: "Debemos hacer un plan para la paz", en un momento en el que todo lo demás que decía era un delirio. En el banquete del Tuchun había algo así como un centenar de invitados. Estábamos reunidos en una vasta sala y luego pasamos a otra para la fiesta, que fue suntuosa hasta lo increíble. En mitad de la misma el Tuchun se excusó por la extrema simplicidad del servicio, diciendo que había pensado que nosotros, más que ser tratados con pompa, preferiríamos conocer su vida cotidiana. Con gran disgusto mío, fui incapaz de hallar una contestación apropiada, aunque espero que el intérprete haya compensado de alguna manera mi falta de ingenio. Abandonamos Changsha en medio de un eclipse lunar, y vimos encender fogatas y escuchamos el tañer de los gongs, golpeados para asustar al Perro Celestial, de acuerdo con el tradicional rito chino para tales ocasiones.
Bertrand Russell: Bertrand Arthur William tercer conde de Russell
(Inglaterra, 1872-1970). Obtuvo el premio Nobel en 1950.
* Gobernador militar de la provincia.
En sus Premisas epistemológicas, Bertrand Russell recurre al ejemplo de un eclipse para desarrollar el concepto de la premisa perceptiva. Sin embargo, opté por este párrafo autobiográfico menos complejo pero, sobre todo, porque coincide con lo narrado por Pearl S. Buck en sus memorias: Mis diversos mundos.
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