Gora
reflexionó unos momentos y luego dijo:
-
Está bien. Iré a verle mañana a primera hora.
Anandamoyi
quedó sorprendida ante tanta docilidad; pero casi inmediatamente Gora
rectificó:
-
No; se me olvidaba. Mañana no puede ser.
-
¿Por qué no?
- Mañana tengo que ir a Tribeni.
-
¡Nada menos que a Tribeni! -exclamó Krishnadayal.
-
Se celebra la ceremonia del baño con motivo del eclipse solar.
-
Me asombras, Gora -dijo Anandamoyi-. ¿Es que no está el Ganges en Calcuta, que
tienes que ir a bañarte a Tribeni? ¡Te excedes en tu ortodoxia!
Pero
Gora salió de la habitación sin responder.
La
razón por la cual había decidido ir a Tribeni a bañarse era que esperaba
encontrar allí a multitud de peregrinos. Aprovechaba todas las oportunidades
para vencer su desconfianza y sus anteriores prejuicios, y situándose al mismo
nivel que el pueblo, decir con todo su corazón:
-
Yo soy tuyo y tú eres mío.
(Fragmento del capítulo XLVIII)
«Desearía
que me dieras más detalles acerca de la novia que mencionas en tu carta. Me
dices que tiene doce o trece años, pero que está muy desarrollada y parece una
muchacha mayor. Todo esto está muy bien, pero quisiera que hicieses minuciosas
pesquisas sobre la fortuna que mencionas, si la muchacha tiene en ella un
interés vitalicio o le pertenece sin limitaciones. Entonces, consultaré con mis
hermanos, y creo que no pondrán inconvenientes. Me satisface saber que la
muchacha tiene una fe robusta en la religión hindú, pero hemos de procurar que
no se sepa que ha vivido con una familia brahmo, de modo que no hables de esto
con nadie. En el próximo eclipse lunar se celebrará un festival en el Ganges.
Entonces procuraré pasar por Calcuta para conocerla.»
Rabindranath Tagore (India, 1861-1941). Obtuvo el premio Nobel en 1913.
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