El 26 de mayo de 1897 apareció en Inglaterra la primera edición de Drácula, escrita por Bram Stoker y publicada por Archibald Constable and Company. Si bien existían varios precedentes como era el caso del cuento El vampiro, de John William Polidori, publicado en 1819, la novela Carmilla, de Sheridan Le Fanu –irlandés al igual que Stoker-, La muerta enamorada, de Téophile Gautier, y La dama pálida, también conocida en español como La hermosa vampirizada, que Alexandre Dumas había incluido en su volumen de relatos Los mil y un fantasmas, entre los más destacados, fue la novela de Stoker la que se erigió como el gran clásico del género y arquetipo que dio origen a una de las vertientes más exitosas del género de horror en la historia del cine. Esta misma fecha acabaría por establecer una serie de curiosas coincidencias ya que tres de los actores de habla inglesa más emblemáticos del vampirismo, nacieron entre el 26 y el 27 de mayo: Cristopher Lee, Vincent Price y Peter Cushing.
Como si esta efeméride no fuera suficiente, se afirma que el poema más antiguo en el que se hace mención de un vampiro fue escrito por el alemán Heinrich August Ossenfelder y publicado por primera vez en la revista Der Natursforcher (El naturalista), el 25 de mayo de 1748:
Mi querida y joven doncella se alza
Inflexible, rápida y firme
Inflexible, rápida y firme
En todos los viejos arcanos
De una madre siempre verdadera;
Como en los vampiros inmortales,
De una madre siempre verdadera;
Como en los vampiros inmortales,
La gente de estos portales
Cree con la fe de los mercenarios.
Pero mi Christine derrocha su tiempo,
Y desgasta de mi amor su lamento,
Hasta que yo mismo, vengado,
Brinde a la salud del vampiro
En la pálida copa de los reptiles.
Cree con la fe de los mercenarios.
Pero mi Christine derrocha su tiempo,
Y desgasta de mi amor su lamento,
Hasta que yo mismo, vengado,
Brinde a la salud del vampiro
En la pálida copa de los reptiles.
Y cómo al dormir eres delicada
Hasta ti llegaré arrastrándome,
Y la sangre de tu vida será drenada.
Así podrías en vano temblar
Pues en la penumbra he de besarte,
Y sobre el umbral de la muerte
Cruzarás con espanto,
Envuelta en mis fríos brazos.
Por último te preguntaré,
Oponiendo este mundo que se abre
¿Cuáles son los encantos de tu madre?
Hasta ti llegaré arrastrándome,
Y la sangre de tu vida será drenada.
Así podrías en vano temblar
Pues en la penumbra he de besarte,
Y sobre el umbral de la muerte
Cruzarás con espanto,
Envuelta en mis fríos brazos.
Por último te preguntaré,
Oponiendo este mundo que se abre
¿Cuáles son los encantos de tu madre?
También Charles Baudelaire escribió un poema titulado precisamente El vampiro, y que principia: "Tú que, como una cuchillada;/ Entraste en mi dolorido corazón./ Tú que, como un repugnante tropel/ De demonios, viniste loca y adornada,/ Para hacer de mi espíritu humillado/ Tu lecho y tu dominio." Para culminar en su última estrofa: "Si de su dominio/ Te libraron nuestros esfuerzos,/ Tus besos resucitarían/ El cadáver de tu vampiro." (Traducción de María Fasce)
Resulta de lo más significativo que James Joyce también tenga un lugar para el vampiro en su célebre Ulises:
"Ojeada de soslayo a mi sombrero de Hamlet. ¿Si estuviera repentinamente desnudo aquí tal como estoy sentado? No lo estoy. Por las arenas de todo el mundo, seguida por la espada llameante del sol, hacia el oeste, emigrando a tierras del lubrican. Ella camina penosamente, jorra, remolca, arrastra, tresna su carga. Una marea hespénda, lunaria, en su estela. Mareas, minadinsuladas, dentro de ella, sangre no mía, oinopa ponton, mar vinoscuro. He aquí la esclava de la luna. En sueños la mojadura da la señal, le manda levantarse. Lecho nupcial, lecho de parto, lecho de muerte, fantasvelado. Omnis caro ad te veniet. Él viene, pálido vampiro, a través de los ojos de la tormenta, sus velas de murciélago ensangrentando el mar, boca al beso de su boca."
Regresando a la novela de Stoker. El personaje de Jonathan Harker, quien se erige como el hilo conductor del relato, sobre todo a través de las páginas de su diario, tiene que viajar a la región rumana de Transilvania, donde se encuentra el castillo del conde Drácula. De ahí se deriva que se haya establecido una similitud entre su vampiro ficticio y el personaje real, el príncipe Vlad de la casa Draculesti -de ahí el patronímico Drácula-, famoso por su crueldad que le mereció el mote de "el empalador", ya que acostumbraba a clavar a su víctimas en una estaca. Es en el tercer capítulo de la novela en el que se hace una primera referencia: "¿Quién fue sino uno de mi propia raza que bajo el nombre de Voivode cruzó el Danubio y batió a los turcos en su propia tierra? ¡Este era indudablemente un Drácula!" Misma que más tarde será ampliada en voz del doctor Van Helsing en el capítulo 18:
"Así, cuando encontremos el lugar en que habita ese hombre del pasado, podemos hacer que permanezca en su féretro y destruirlo, si empleamos todos nuestros conocimientos al respecto. Pero es inteligente. Le pedí a mi amigo Arminius, de la Universidad de Budapest, que me diera informes para establecer su ficha y, por todos los medios a su disposición, me comunicó lo que sabía. En realidad, debía tratarse del Voivo de Drácula que obtuvo su nobleza luchando contra los turcos, sobre el gran río que se encuentra en la frontera misma de las tierras turcas. De ser así, no se trataba entonces de un hombre común; puesto que en esa época y durante varios siglos después se habló de él como del más inteligente y sabio, así como el más valiente de los hijos de la tierra más allá de los bosques. Ese poderoso cerebro y esa resolución férrea lo acompañaron a la tumba y se enfrentan ahora a nosotros. Los Drácula eran, según Arminius, una familia grande y noble; aunque, de vez en cuando, había vástagos que, según sus coetáneos, habían tenido tratos con el maligno."
Se dice que Bram Stoker murió empobrecido a los sesenta y cuatro años en una modesta pensión londinense, agobiado por alucinaciones. Quienes le acompañaron unos momentos antes de morir, aseguran que comenzó a gritar "strigoi" en repetidas ocasiones. Dicha palabra en rumano significa espíritu maligno. Un idioma que él no hablaba.
Jules Etienne
Una relación más prolija de los vampiros en el cine nacidos en esta fecha, se puede encontrar en el blog Textos mentiras y videos
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