"Era delgada y pecosa, con una larga trenza que le llegaba hasta las raíces del culo y un candor de virgen en los ojos grandes y azules..."
Cherchez la femme
Carvalho entretuvo los ojos en su talle pequeño, en la melena rubia rizada que le caía sobre la espalda fugitiva.
- Un día me llama y me cuenta cosas del oficio. Si quiere, invito a mi amiga. Veo que la mira mucho.
- Es mi tipo.
- ¿La llamo y se lo digo?
- Me espera una reunión de ex combatientes.
- ¿Ex combatientes de qué?
- De una guerra secreta. No ha salido en los libros. Si he de volver a hablar con usted, vendré a buscarla aquí.
Minutos después comprobaba que desde su casa no se divisaba la escuela de los meditadores de arte, pero seguramente podría verse desde la estación del funicular de Vallvidrera. Con unos prismáticos podría buscar cada día a la muchacha de pequeño talle y cabellos rizados. Al menos hasta que acabara los estudios y montase una tienda de marcos y cornucopias.
- ¿Qué haces con los prismáticos? -le gritó Fuster asomando la cabeza por la ventanilla del coche.
- Quiero ver a una mujer.
Fuster miró hacia la Barcelona lejana.
- ¿En qué calle? ¿En la Plaza del Pino?
- No. En el pie del Funicular.
- Cherchez la femme. ¿A quién ha matado?
- Estaba muy buena.
Por la cuesta, una mujer samoyeda subía su peso y el de una cesta. Se quedó escuchando mientras recuperaba el aliento.
Manuel Vázquez Montalbán (España, 1939-2003)
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