ven: perfuma de jazmín mi lecho»
sembrador de cándidas leyendas.
Perdidamente he besado un lirio,
en la noche perfumada de incienso,
con un escalofrío sutil, como quien toca
un mármol sacro en el silencio intenso:
y el lirio del sueño era tu boca.
«No creerás ya más en tu señor
que tortura la carne con la lepra
y al ciego con el sueño de un resplandor».
La miró. En la serenidad de los ojos, en verdad,
se habían encendido dos estrellas desconocidas.
Salvatore Quasimodo (Italia, 1901-1968).
Obtuvo el premio Nobel en 1959.
(Traducido al español por Antonio Colinas).
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